La autoestima se puede definir como el sentimiento de aprecio y aceptación hacia uno mismo.
Una persona con buena autoestima posee una visión positiva y realista sobre sí misma, cree en sus criterios, valores y facultades, se siente competente, no se siente inferior, no necesita la aprobación de los demás, es segura en la toma de decisiones (es segura de sí misma), aprende de sus fracasos y tiene la capacidad de afrontar nuevos retos con una actitud positiva y optimista.
Por el contrario, una persona con baja autoestima suele ser insegura, lo cual la lleva a tener dificultades en la toma de decisiones, en ocasiones puede experimentar sentimientos de inferioridad, no confía plenamente en sus criterios, valores y facultades, en la mayoría de las ocasiones necesita la aprobación de los demás y suele tener miedo al error o fracaso.